
Sería como una piscina. Esa que en un principio ves llena de agua pero que también sabes que podría vaciarse en tan sólo unos minutos. Además, en la batalla hay desigualdad de condiciones. ¡Tú tienes los ojos vendados! Podrías decidir lanzarte y ponerte a nadar en el agua o abrirte la cabeza.
Es difícil tomar la decisión. Para algunos, para otros no. Ese es mi caso. Apuesto por lanzarme, aún sabiendo que las consecuencias pueden ser duras. Pero no tengáis miedo, cuando te lanzas tienes que hacerlo pensanso que el que apuesta siempre gana. Yo aposté y gané.
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