viernes, 25 de marzo de 2011

Lo puedo llamar; amor a primera vista

Florencia. Llegar y enamorarte. Pisarla por primera vez y saber que esa es tu ciudad. La ciudad más bonita del mundo. La cuna del renacimiento. Cada una de sus calles, cada rincón tiene un encanto especial. Santa María Novella, el Duomo con el que, creedme, he visto a más de uno abrir la boca embelesado al verla, la Piazza della Signoria, esa que con una leve iluminación acompañada de algún que otro violinista te atrapa, el Palazzo Vecchio, la Galeria de los Uffizi donde podemos encontrar el maravilloso lienzo de “La Primavera” de Botticellli, la de la Academia con su David de Miguel Angel, San Lorenzo con el mercado, Santo Spirito, la Piazza della Reppublica, el Porcelino con Jabalí de los deseos incluido, el Ponte Vecchio lleno de candados donde ilusos sellan su amor tirando la llave de dicho candado al río Arno. Para que negarlo, yo también lo hice. La sinagoga, Santa Croce donde se realizan numerosas ferias, la Piazza de San Marcos, la Piazza della Republica. Y no olvidemos el Piazzale Michelangelo; el mirador desde el cual puedes ver toda la ciudad. Increíble. Inolvidable. Inigualable. Única. Así es Florencia. Podría llegar a cansarme al relataros minuciosamente como son cada uno de estos lugares y tantos otros que no he citado. Pero sería imposible que con sólo leerlo llegarais a sentir lo que esta ciudad produce. Sólo disfrutando de sus calles y su gente sabréis lo que es. Dejará esa huella que ningún otro sitio la podrá borrar. Importante. Como buenos españoles necesitamos fiesta. Pues bien, en Florencia no va a faltar. La mayoría de locales cierran sobre las 4 de la mañana. Pero siempre podemos encontrar algún alter que cierra más tarde. La noche empieza en el Porcelino con el típico botellón de españoles que es legal y después la gente se va dispersando por las diferentes discotecas. La oferta es muy amplia. Con el buen tiempo el lugar destinado para esas primeras copas se desplaza a Santa Croce. He podido llegar a ver a unos 300 españoles reunidos en torno a sus botellas. Florencia acompaña ese sentimiento festivo que tenemos los españoles. A fin de cuentas, España e Italia se dan la mano. Al igual podemos encontrar una cantidad de parques donde poder disfrutar de esos días de sol. Casi una afición; el robo de bicicletas. “Lo importante no es romper la cadena, sino el candado”, aseguran muchos expertos en el tema. Tan simple como comprar una cizalla y con un corte seco bicicleta nueva. Como bien digo, sería imposible relatar minuciosamente cada rincón Fiorentino. Yo hablo desde un sentimiento, ese sentimiento que sólo consigues formando parte de ella. No puedo ser objetiva. Son demasiados recuerdos. Y ese olor…un olor a norte, a vegetación, río, montañas…ese olor que ahora echo tanto en falta...


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