viernes, 10 de febrero de 2012

Punto y final a la justicia

Inhabilitado once años. Lo han conseguido. Podrán robar a sus anchas. Baltasar Garzón ha dedicado su vida y su carrera a luchar contra la corrupción, que siempre ha estado presente (derechas e izquierdas), hasta que lo consiguió. Con su labor diaria consiguió destapar uno de los mayores casos de corrupción en España.

¿No se supone que hay que hacer lo posible por meter a los asesinos, ladrones, pederastas y un largo etcétera en la cárcel? Lo hizo. Actuó con todos los medios que pudo y ahora tiene que pagar por ello.

Hace un mes declararon no culpable a Camps, precisamente la persona que había robado, Correa salió de la cárcel y ahora, Garzón inhabilitado. ¿Dónde está la justicia en este país? “Ha sido por unanimidad”, dicen algunos. ¿Cómo? ¿Y la opinión de los ciudadanos?, ¿de toda la gente que busca un último resquicio para poder conseguir que se acabe con las heridas sin cicatrizar que dejó el franquismo?

La justicia está politizada. ¿Esto es un estado de derecho? Esto es una vergüenza. No hay palabras para describir en lo que se está convirtiendo España. Y como no tenemos suficiente con este tipo de hechos empiezan a sonar otros.

Parece que también van a investigar al juez que destapó el caso Urdangarín por filtraciones a la prensa. Ya lo estoy viendo venir, ¿no lo veis claro todos vosotros? En unos meses se declarará inocente al yerno perfecto y se inhabilitará al juez encargado del caso.

“Maravilloso” pensarán los chorizos. “Seguiremos llenando nuestros bolsillos con el dinero de los ciudadanos. La clave no está en dejar de robar, sino en acabar con la gente que nos pueda impedir hacerlo”. Deben estar dando saltos de alegría.

El mejor ejemplo: Esperanza Aguirre que se llena la boca diciendo que “es un triunfo del Estado de Derecho”. Convencimiento absoluto. Génova tiene que estar dando saltos de alegría y para celebrarlo una buena fiesta, como cuando ganaron las elecciones, ¡qué suene el Danza Kuduro por todo lo alto!

Hace pocos días los periódicos abrían su edición con la burla de los franceses hacia el deporte español. En el fondo, da igual, los hechos están ahí, somos mejores, les hemos ganado y seguiremos haciéndolo (y que conste, que yo no soy de esos que defienden a un futbolista, piloto o tenista por “ser español”).

A los franceses podremos seguir haciéndoles callar con hechos. Mientras tanto, el mundo entero podrá reírse (con toda razón) de la denominada justicia española. Al fin y al cabo, también son hechos.

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