martes, 26 de abril de 2011

Aunque mi corazón siga latiendo

Reír, salir con mis amigos, viajar a la montaña, tomar unas cañas, llevar a mis hijos al colegio, hacer la compra junto a mi pareja. Todo esto en contraposición a estar postrado en una cama viendo como pasa la vida por delante de mis ojos sin poder saborearla. ¿Es cierto que esto es vida?

La Constitución española en su artículo primero cita la libertad del individuo. ¿Acaso todas esas personas que se muestran contrarias a la eutanasia no se han parado a pensar que así también están violando los principios de la Constitución?, ¿Qué pasa con la libertad a morir dignamente? Vergonzoso. Todos esos que alardean de la importancia de la vida porque Dios es la persona que la ha otorgado. Perdónenme que aquí, a pesar de lo complicado del tema, suelte una carcajada. ¿Cómo se puede recurrir a Dios?, ¿Acaso él hace algo para cambiar mi situación? Dudo mucho que exista un Dios, porque si así fuera me extraña que permitiera tal atrocidad.

Podemos seguir citando artículos de la Constitución española como por ejemplo el artículo 15 en el que se especifica “el derecho a la vida y a la integridad física y moral…sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes”. ¿Acaso el estar postrado en una cama sin poder mover mi cuerpo no es una tortura? Tortura para mí y para otras muchas personas que ven como su vida pasa por delante de sus ojos sin poder disfrutarla, tortura para mis familiares que se hunden junto a mí, tortura y más tortura sin que nadie haga nada por conceder un derecho que debería contemplarse desde hace mucho tiempo.

La sociedad va por delante de las leyes. El derecho a la muerte digna debe normalizarse mediante una ley que establezca las convenientes garantías tanto a los pacientes como a los médicos que lleven a cabo la eutanasia.

Sólo espero que todas esas personas hipócritas que están en contra de este derecho no tengan que vivir nunca mi situación, sino que vayan pensando en el camino que tomarán para rectificar todas sus actuaciones.

Me hace gracia cuando hablan de Holanda y dicen que es un país demasiado liberal que admite los porros, ¡Ojalá viviera en Ámsterdam!, y no solo para fumarme un porro que me quitara el dolor que me está matando sino para poder dejar de sufrir este calvario, para que mi familia deje de sufrir sabiendo que no hay una solución. Porque no la hay. Diversos estudios han afirmado que mi caso es irreversible, nunca voy a poder vivir, para mí esto no es vida. Por favor que dejen que mi corazón deje de latir. Ahora mismo solo estoy muerto en vida.

Daría todo por haber firmado un documento en el que quedara escrito y firmado en un papel que en un momento en el que llegara a estar así pudiera morir. Pero ahora no puedo firmarlo porque ni siquiera puedo mover mis brazos. Y seamos realistas, si lo hubiera firmado tampoco me serviría de nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario